Las plagas de insectos o roedores son una circunstancia desagradable y un riesgo para nuestra salud. Además, suelen ser difíciles de erradicar.

Por eso, las plagas en una comunidad de vecinos a menudo requirieren de un servicio especializado para su control. No se trata, por tanto, de una incidencia únicamente sanitaria: también es económica, pues hay que recurrir a una empresa externa. Pero… ¿se puede prevenir? Te lo explicamos en el siguiente artículo.

Las plagas más habituales en una comunidad de vecinos

Hay ciertos factores que inciden en el tipo de plagas que puede haber en un determinado edificio o finca, como la ubicación, el vecindario o la época del año.

En este sentido, la cercanía a un descampado puede favorecer una mayor presencia de ratas, mientras que un restaurante próximo aumenta la probabilidad de que haya cucarachas en la comunidad de vecinos.

Las infestaciones más frecuentes son:

  • Ratas y ratones: en las áreas menos urbanizadas de las ciudades, en zonas más aisladas o pegadas al campo. Tienden a refugiarse en zonas de menor paso, como garajes o trasteros.
  • Cucarachas rubias: son ejemplares pequeños y de coloración marrón. Es habitual verlas en ciudades grandes. Tienen preferencia por los bares, restaurantes, hoteles y otros lugares donde se sirve comida.
  • Hormigas: suelen aparecer durante el verano. Al igual que las cucarachas, son atraídas por los residuos que generamos. Son una de las plagas más difíciles de erradicar.
  • Mosquitos: aparecen en la época de lluvias y calor. Su presencia es habitual en zonas de agua estancada.

La prevención es clave para combatir las plagas en una comunidad de vecinos

Para alejar a estos huéspedes indeseados, los propietarios e inquilinos deben seguir ciertas recomendaciones.

La higiene y el respeto por los espacios comunes son la base de una comunidad libre de plagas. Teniendo esto en cuenta, es necesario:

  • Mantener la limpieza de las zonas de uso compartido: la instalación de papeleras o cubos de basura en espacios comunes ayuda a mantener estos espacios libres de basura y de restos de comida, que son la principal fuente de atracción de las plagas.
  • Establecer y cumplirlas políticas de basura: los espacios donde se depositan los residuos y los horarios en los que se pueden sacar las bolsas deben estar claramente delimitados. Las autoridades de la comunidad y los vecinos deben contribuir para que estas reglas de higiene compartida se cumplan.
  • Mantenimiento de las instalaciones de almacenamiento de basura: tanto las papeleras como los depósitos de residuos deben revisarse de forma periódica. Una tapa que cierra mal o el goteo de líquido desde bolsas de residuo atraerán a los insectos y roedores.
  • Evitar acumulaciones de agua: el agua estancada es utilizada por los mosquitos para la cría de larvas. Esto ocurre especialmente en verano, por lo que durante esta época debe realizarse un control más exhaustivo de estos lugares.
  • Control edificio: el mantenimiento estructural debe ser periódico, para buscar y reparar daños que puedan fomentar la llegada de colonias de bichos. Por ejemplo, las grietas.
  • Mantenimiento regular de parques: en las fincas con espacios verdes comunes es importante evitar el crecimiento desmesurado de la maleza, que favorece la aparición de insectos como hormigas y mosquitos.
  • Tener cuidado con los muebles recogidos de la calle: este mobiliario puede transportar plagas no apreciables a simple vista, como chinches o termitas. Los insectos pueden terminar causando daños estructurales.

Aunque todas estas medidas ayudan a minimizar el riesgo de plagas en edificios, la prevención muchas veces no es suficiente.

Cuando estos animales ya se han instalado en la comunidad y no tienen intención de marcharse por las buenas, ¿qué podemos hacer?

¿Cómo actuar ante una plaga en la comunidad de vecinos?

La primera pregunta que surge en estos casos es: ¿quién se hace cargo de la eliminación de la plaga? La respuesta es: depende de cuál sea su origen.

Si el experto indica que se ubica en una zona de uso común, será la comunidad de vecinos la que deberá correr con los gastos del exterminio a través de una derrama.

Ahora bien, si se concluye que proviene de un piso o local particular, serán sus propietarios quienes deberán hacerse cargo.

Según establece la Ley de Propiedad Horizontal (LPH) en su artículo 10.1, las derramas por problemas de mantenimiento y conservación del inmueble deberán ser abonadas por el conjunto de la comunidad. Esto significa que, si un propietario se niega a pagar la derrama, se expone a sanciones aun cuando no se vea afectado directamente por la plaga.

En definitiva, las plagas en comunidades de vecinos son un problema indeseable que puede controlarse tomando ciertas medidas de prevención y concienciado para mantener una buena higiene.

Un respaldo, para hacer frente a esta clase de imprevistos, es la contratación de un seguro multirriesgo para comunidades que incluya un servicio de control de plagas. Este instrumento dará más tranquilidad a todos los vecinos.